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sábado, 1 de noviembre de 2008

ORIGENES DE LA PALABRA


A los Daimones se les suele denominar "poder", "lo divino", "lo deforme", "el que reparte", "un dios", "genio" No. 2, "espíritu", "logoi spermatikoi". Con los peligros de simplificación que esto comporta, se han resumido en estos nueve términos, el significado de la palabra daimon en la religión y en la mitología griega:
Dáimones se refiere en una primera acepción a las divinidades primitivas, representadas como mitad bestias y mitad humanas, devoradores de los muertos.
El término se designa en segunda acepción a las almas «divinizadas» de antepasados humanos que desde su situación de perfección y bienaventuranza ejercen sobre el mundo de los hombres una función de protección.
El término designa en tercer lugar a seres divinos y semidivinos, intermediarios entre los dioses superiores, los hombres y mensajeros de los primeros. El Eros descrito en El Banquete de Platón seria uno de esos seres mediadores.
Aparece, en pocas ocasiones, como un término análogo al teísmo con que se designa a los dioses.
La idea de Dáimôn recibe un concepto generalizador que la acerca a la idea de Destino, teniendo al comienzo como significado "el que reparte".
Los Dáimones fueron espíritus de la condición humana: las personificaciones de estados diversos de existencia, emociones, acciones y la moralidad. Los Dáimones de moralidad estaban divididos en Agato (el Bien, las Virtudes) y Caco (el Mal, los Vicios). Dáimones de acción humana y condición fuera de modo semejante clasificado como Agatos (lo favorable, lo Bueno) o Cacos (lo perjudicial, lo Malo).
Con la palabra dáimôn se designan a veces energías interiores que actúan en el hombre como lo hace el dáimôn según Sócrates, ya se le entienda como una especie de voz de la conciencia o como la sumisión a la voluntad del dios que actúa en la vida del filósofo como contrapeso de otras inclinaciones o tendencias.
El dáimôn puede ser, en ocasiones, la personificación de una fuerza etónica de carácter benévolo.
Los dáimones designan a veces unas fuerzas que rigen los elementos naturales y hacen que el mundo humano sea un mundo «habitado» por lo sobrenatural. En este sentido dirá Heráclito que todo está lleno de ánimas y daimones y los pitagóricos que el aire está lleno de ánimas, eso que llamamos daimones, héroes, etc.

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